lunes, 31 de marzo de 2014

REFLEXIONES PARA COMENTARIOS DE LOS GIRASOLES CIEGOS


REFLEXIONES SOBRE EL TEXTO
Los girasoles ciegos: cuatro relatos independientes que, no obstante, forman un conjunto que puede ser considerado como una novela corta con cuatro capítulos.
Las partes forman un todo que funciona mejor como una unidad, de manera que la propuesta resulta más contundente. Cada historia nos coloca en un escenario distinto, lo que aporta una gran riqueza: unos personajes son militares, otros, civiles; unos mayores, otros, niños; unos pertenecen a un bando, otros a otro. Pero existe un elemento común: todos ellos, protagonistas y secundarios, sufren.
La reflexión se centra en la posguerra, concretamente en las consecuencias que deja la violencia en un país dividido y desangrado, y las historias que cuenta Méndez son ejemplos de ese episodio absurdo y triste.
En las cuatro historias hay dos constantes o temas que se repiten: EL ENCIERRO y EL MIEDO.
El encierro: En los cuatro relatos, la dinámica es siempre hacia adentro. Los personajes están en la cárcel (en dos cuentos), en la braña (entre los montes de Asturias, lugar inaccesible, sin salida en el invierno), o en el armario. Circular libremente es peligroso o imposible, porque el enemigo puede volver a golpear. El país queda dividido, los hombres se meten en sus guaridas como animales apaleados, o son enjaulados por sus enemigos políticos. La libertad no existe para los que piensan de distinta manera a los vencedores, se humilla y se castiga.“Que alguien quiera matarme no por lo que he hecho, sino por lo que pienso ... y, lo que es peor, si quiero pensar lo que pienso, tendré que desear que mueran otros por lo que piensan ellos.” (p.129), dice Ricardo Mazo, el “topo”. La paz después de la guerra no es liberadora, ya que se traduce, para muchos, en una estela de odio, lágrimas y muertos, advertencia de Méndez que debería bastar para que se evite repetir los mismos errores del pasado. Este movimiento hacia el interior es constante, y crea una sensación de ahogo en el lector que respira un clima claustrofóbico.

El miedo: Ni siquiera quien gana deja de sentir miedo; nadie que haya vivido una guerra se muestra indiferente, y aunque se perdone, no se olvida. El miedo es crónico en el mundo que crea el autor en la novela: “Tengo miedo de que el niño enferme, tengo miedo de que muera la vaca a la que apenas logro alimentar desenterrando raíces (...). Tengo miedo de que alguien descubra que estamos aquí arriba en la montaña.” , (p. 49), dice el padre- poeta del segundo relato. Además, existen dos elementos que acompañan al miedo: el silencio y la soledad. Y ambos están relacionados con el encierro: “Hablar siempre en voz baja es algo que ,poco a poco, disuelve las palabras y reduce las conversaciones a un intercambio de gestos y miradas. El miedo, como la voz queda, desdibuja los sonidos porque el lado oscuro de las cosas sólo puede expresarse con silencio” (p. 115), manifiesta el narrador en el cuarto relato. La comunicación se evita para no tener problemas, y la soledad es un refugio natural para quien tiene miedo, porque así se siente uno más seguro, si bien en estas historias, la soledad no es voluntaria: está solo el prisionero, el “topo” por temor a que alguien lo delate, el niño que no puede compartir sus vivencias con nadie, la mujer que vive como viuda sin serlo, el fugitivo que pierde a su novia y se encuentra con un bebé al que cuidar, el diácono que experimenta cosas nuevas y terribles y no sabe cómo procesarlas porque no puede hablar de ellas con nadie. Incluso el coronel Eymar y su mujer Violeta están solos con su dolor por la pérdida de su hijo Miguel. La soledad se presenta en sus dos facetas: como una situación física (en la cárcel, en el armario, en la breña), y como una actitud interior, que es aún más dolorosa porque significa la imposibilidad de comunicar tanto desgarro: “Ha visto un paisaje blanco y sin aristas, extenso, interminable, acunado por el viento pertinaz y frío cuyo zumbido sólo sirve para reafirmar el silencio. Y mientras estaba allí, observando, sentía algo que no lograba identificar, algo que ni siquiera sabía si era bueno o malo. Ahora que ya he encontrado mi lápiz sé lo que era: soledad”, (p. 55), manifiesta el poeta en el segundo relato.


En Los girasoles ciegos se advierte , en muchos momentos, cierta debilidad hacia el lado republicano. Es una opción literaria de Méndez, resultado de experiencias anteriores y de su filiación política ( tenía carné del partido comunista). Aunque, posiblemente, lo que intente el autor es reflejar los abusos de los nacionales como abusos de los ganadores, en general, y si fueran los otros los vencedores, habrían cometido los mismos excesos. Claramente, para Alberto Méndez, más que nacionales y republicanos hay vencedores y vencidos, y el vencedor es el que tiene el poder y abusa de él.
Yendo un poco más allá, quizás lo que el autor de la novela quiera indicar es la idea de que los vencedores siempre son unos pocos, los que mandan, los de arriba, aquellos que deciden, en tanto que los soldados participantes en todo conflicto bélico, de uno y otro lado, siempre pierden.
Lo que se dibuja es la derrota colectiva de un país desgarrado donde, al acabar la guerra, uno no puede seguir viviendo con dignidad fuera de la condición de derrotado (el Capitán irónicamente apellidado Alegría se rinde por dignidad, el joven poeta muere por fidelidad, Juan hubiera podido salvarse mediante la mentira, Ricardo se condena la salvar a su mujer de la lascivia de un diácono, el Hermano Salvador).
Todas las historias se publican bajo el título del último relato: “Los girasoles ciegos”, metáfora que aparece en la Biblia y que se refiere a la desorientación de la humanidad, de modo que todos los personajes de la novela pueden considerarse como seres condenados a vivir en la oscuridad como murciélagos o como girasoles .
También destaca en la obra que entre los vencidos hay mucha dignidad; son antihéroes,dispuestos a sacrificar la vida para mantener a salvo su honor y sus ideas, y aquí es donde A. Méndez pierde algo de objetividad, ya que sus personajes vencidos, los republicanos, son personas siempre honestas, limpias, orgullosas, capaces de realizar grandes hazañas y de generoso desprendimiento, y parece algo subjetiva esta acumulación de bondades en un solo bando, lo que resta objetividad al conjunto de la novela.
Lo más importante que se percibe en la lectura es, por supuesto, el absurdo de la guerra: quienes pelean lo hacen sin convicciones, sin ideología ni coraje; la guerra es un error en sí misma, que transforma a los hombres en criminales, aunque ni siquiera sepan por qué o por quién luchan, se corrompen igual.
Con respecto a los personajes, importa poco su identidad personal, ya que son ejemplos de los vencidos y funciona más como símbolos que como individuos concretos. No interesa ni cómo se llaman, porque representan situaciones particulares, no caracteres concretos .
Sin embargo, algunas descripciones de Méndez son excelentes, y en ellas se privilegia el aspecto interior del personaje, que se descubre a través del físico, que refleja el alma. 

REFLEXIONES PARA COMENTARIOS DE CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA


CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

REFLEXIONES SOBRE EL TEXTO
Crónica de una muerte anunciada se publicó en 1981, y representa según el autor una unión entre periodismo y literatura. La acción parece tener una base real, pues en Sucre (Colombia) se documentan hechos similares a los desarrollados en la obra.
El argumento es el siguiente: se cuenta la historia del asesinato de Santiago Nasar el día en que se preparaba para recibir al obispo. La noche anterior había estado en la fiesta de bodas de Ángela Vicario y Bayardo San Román. Después de celebrado el matrimonio, en su noche de bodas, el novio se dio cuenta de que no era virgen y devolvió a Ángela a casa con sus padres. Allí se encontraban sus hermanos, quienes preguntaron quién había sido el causante de su deshonra, a lo que ella respondió “Santiago Nasar”. Los hermanos preparan la venganza, cogen los cuchillos
y buscan a Santiago Nasar para matarlo.

Crónica de una muerte anunciada centra su argumento en un asesinato, el de Santiago Nasar, por honor. Este es sin duda uno de los temas fundamentales de la obra. Bayardo San Román, al descubrir que su esposa Ángela Vicario no es virgen, la devuelve a su casa después de golpearla, y los hermanos planean la venganza del causante de la deshonra, que supuestamente es Santiago Nasar. Los asesinos, al ser interrogados, insisten en su inocencia, “fue un asunto de honor”. De la misma manera, el abogado sustenta la defensa del homicidio basándose también en que el honor debe justificar la acción sangrienta.
El autor destaca que la única forma de lavar la deshonra es la venganza sangrienta, idea ya presente en la tradición del teatro clásico español de Lope de Vega o Calderón de la Barca. Además, en la obra existen otras referencias a la trasnochada idea del honor basada en las apariencias externas: Bayardo conquista a la familia de Ángela con regalos y no se apiada del viudo Xius y le compra la casa. Por otra parte, la madre de Ángela, Pura Vicario, tapa las heridas de su hija y la viste de rojo para que no creyeran que guardaba luto.
En relación con este tema se encuentra la visión de la sociedad recreada por García Márquez, en la que predomina la moral conservadora, los tabúes, la religiosidad y el apego a las tradiciones típicas del ambiente rural en el que se desarrolla la novela, como la costumbre del luto, el cortejo entre los novios (aunque en la novela el noviazgo duró menos de lo habitual, tan solo cuatro meses), la actividad comercial, etc.
Otros motivos temáticos son la muerte y la fatalidad. Con respecto al primero, la muerte, el título ya apunta a su función esencial en la trama. Además, al comienzo y al final de la obra se reiteran estas palabras “El día en que lo iban a matar...”, “que me mataron, niña Wene”. La muerte viene anunciada por una serie de presagios, como el sueño de Nasar, que no es considerado como una premonición fatal por la madre de Nasar, o bien todas las casualidades que impiden la salvación de Santiago. Así, todos los habitantes conocían las intenciones de los Vicario (“nunca hubo una muerte tan anunciada”), puesto que los hermanos habían informado de sus propósitos a todos los
que se encontraban. Pero el cúmulo de fatalidades (Nasar sale por la puerta que no solía utilizar, no ven la carta que anuncia su muerte, etc) rodea al personaje. A propósito del destino se dice en la novela “La fatalidad nos hace invisibles”. En este sentido, la obra tiene semejanzas con la tragedia clásica, y además la muerte del protagonista se describe como si se tratase de una ceremonia de sacrificio.
Es ésta una obra de contrastes, rasgo esencial del realismo mágico. Así, en ella conviven las convenciones morales y religiosas con la sexualidad y el vitalismo desaforado. Por ejemplo, existen numerosas situaciones y símbolos que crean un clima de religiosidad y en ocasiones apuntan al carácter sobrenatural de Santiago Nasar. Así, el color de su vestimenta recuerda la túnica de Jesús; la visita del obispo el día del crimen; los nombres de los personajes, muchos de ellos de resonancias bíblicas (Pedro, Pablo, Santiago, Poncio...). Además, se destaca que Nasar no derramaba sangre, a pesar de todas las cuchilladas recibidas por los agresores.
Por otro lado, en la novela se destacan las pasiones amorosas, otro motivo que recorre la producción de García Márquez. La sexualidad está presente en el personaje de Mª Alejandra Cervantes y en las referencias a las “presas” de Nasar.
Asimismo, Ángela con el tiempo se enamora de Bayardo, y le escribe cartas durante
diecisiete años hasta que él vuelve. Escribe el autor: “descubrió entonces que el odio y el amor son pasiones recíprocas”.
En definitiva, García Márquez retrata en Crónica de una muerte anunciada un mundo situado entre el mito y la realidad, y hace un recorrido por una sociedad con todos sus contrastes, convencionalismos, tradiciones y costumbres, miserias y grandezas.

ESTILO
En la novela el lenguaje es sencillo y directo, aunque cargado de cierto simbolismo y fuerte dramatismo. En cada línea, el autor transmite al lector un sinfín de sensaciones. El humor es otro de sus rasgos característicos, que la otra dimensión a la línea trágica de la obra, y en ocasiones aparece mezclado con la ironía. Por ejemplo, cuando le practican la autopsia a Santiago Nasar, se descubre que la masa encefálica pesaba más de lo normal, y fue catalogado como inteligente y de “porvenir brillante”.
Además, se le ve una lesión en el hígado, con lo cual, “de todos modos le quedaban
muy pocos años de vida”. En ese episodio de la autopsia se dice que fue llevada a cabo por un cura, obligado a hacerla en “ausencia del doctor”. Otros momentos humorísticos son cuando encuentran una medalla que Santiago Nasar se había tragado a la edad de cuatro años o los fragmentos en que se ridiculiza a los gemelos Vicario en el calabozo (“hasta entonces había desbordado dos veces la letrina portátil)...
A veces se roza lo absurdo y grotesco, incluso el esperpento, en el crimen de Santiago Nasar; Pedro Vicario, dice, refiriéndose a la víctima, “me pareció que se estaba riendo”. Nasar se ríe de sus asesinos mientras éstos le asestan cuchilladas y golpes, y después se dirige, con sus vísceras en la mano, hacia la casa vecina, donde desayunaban, y les dice con una sonrisa, “que me mataron, niña Wene”.
Para intensificar el tono de violencia se utiliza con frecuencia la hipérbole y la reiteración continua de elementos temáticos y formales (“lo están buscando para matarlo”). Asimismo, en la obra es constante la gradación ascendente o descendente del clima de la acción, que avanza y retrocede para mantener expectante la atención del lector. Por lo que se refiere a la exageración, existe una tendencia a lo hiperbólico y desmesurado, como se advierte en determinados pasajes de la obra (la autopsia, o bien el final, cuando Santiago Nasar, después de ser “crucificado” a cuchilladas camina con las vísceras en la mano).
En este pueblo se unen los hechos cotidianos con lo fantástico, lo exagerado o lo maravilloso, técnica conocida como “realismo mágico”.
Por su relación con la crónica o con el testimonio de diversos personajes, existe una minuciosidad por parte del narrador que lo lleva al detallismo descriptivo (se indican con precisión las horas y los minutos, las técnicas de lavar los cuchillos por parte de los asesinos...).
Narración y descripción son los modos narrativos o formas de presentación del universo de ficción de la novela. La conversación, el diálogo (que traslada el nivel de expresión oral entre personajes) no tienes tanta importancia y aparecen de modo fragmentario. En cuanto a la descripción, destaca la descripción visual con mezcla de elementos estáticos y dinámicos (“desde que asomó por la ventana del automóvil...”: llegada de los padres de San Román); descripción paisajística, cromático-poética (“La luna estaba en el centro del cielo...”: cuando Santiago señala el alma en pena de un barco negrero);pasaje narrativo descriptivo con diálogo y acotación del narrador (“..le asestó un segundo golpe casi en el mismo lugar. «Lo raro es que el cuchillo volvía a salir limpio», declaró Pedro Vicario al instructor”)

CULPABILIDAD DE NASAR
Nasar pertenece a la comunidad árabe, es de estatus social elevado, mujeriego, alegre, inteligente ¿Son éstos suficientes motivos para querer que Santiago Nasar muera? ¿Envidia por su posición social? ¿Cierto brote de racismo o xenofobia por no pertenecer a la misma raza que la mayoría de la gente del pueblo? ¿Rencor porque muchas mujeres le han amado o deseado y no siempre han sido correspondidas? ¿Desprecio porque es un hijo único totalmente protegido por su madre? El misterio no se desvela a lo largo de la novela.
Está ahí latente, y solo una persona sabe la verdad: Ángela Vicario, pero se la llevará a la tumba .
Nadie parece creer totalmente que él sea culpable, nadie parece entenderlo, nadie quiere afirmarlo con seguridad y sin embargo nadie es capaz de prevenirlo porque dan por sentado que esa muerte debe hacerse realidad.
¿Cómo es posible que si ha cometido un delito de honra esté tan tranquilo al día siguiente, con ánimo de continuar divirtiéndose?