RECUERDO INFANTIL
Una tarde parda y
fría
de invierno. Los
colegiales
estudian.
Monotonía
de lluvia tras los
cristales.
Es la clase. En un
cartel
se representa a
Caín
fugitivo, y muerto
Abel,
junto a una mancha
carmín.
Con timbre sonoro
y hueco
truena el maestro,
un anciano
mal vestido,
enjuto y seco,
que lleva un libro
en la mano.
Y todo un coro
infantil
va cantando la
lección;
mil veces ciento,
cien mil,
mil veces mil, un
millón.
Una tarde parda y
fría
de invierno. Los
colegiales
estudian.
Monotonía
de la lluvia en
los cristales.
Antonio
Machado, Soledades. Galerías. Otros poemas
(1907)
Antonio Machado recuerda con nostalgia la monotonía de las clases que recibía de niño en el colegio. Describe lo que recuerda del aula de la escuela: un cartel que representa a Caín y Abel, el maestro viejo y enjuto, y el coro de niños que, en las tardes lluviosas de invierno, repetía cantando la lección de matemáticas.
TEMA
Los recuerdos de las clases de la infancia del poeta.
ESTRUCTURA EXTERNA
Este poema está formado por cinco estrofas de cuatro versos octosílabos de rima consonante (cuartetas: 8a, 8b, 8a, 8b); además, destaca que primera y quinta estrofa son idénticas.
ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS
Internamente Machado organiza las ideas de la siguiente forma:
- En
la primera estrofa alude al tiempo y el ambiente del colegio de su
infancia. Sirve de introducción.
- La
segunda, tercera y cuarta estrofa constituyen la parte central en
la que el poeta, después de matizar que es la escuela lo que
recuerda, describe los elementos que en el aula hay: el cuadro de
escena bíblica (2ª estrofa), el maestro (3ª estrofa) y los niños
(4ª estrofa).
- Machado
concluye el poema repitiendo la estrofa inicial; refuerza la idea
de monotonía en esa época infantil.
Así, el poeta opta por una estructura circular, determinada, como hemos visto, por la repetición de primera y última estrofa.
COMENTARIO
CRÍTICO
Este
poema pertenece a una de las dos obras más conocidas de Antonio
Machado, Soledades, galerías y otros poemas. Esta obra, y
como consecuencia este poema, forman parte de la etapa modernista del
autor. Sin embargo, debemos matizar que Machado en Soledades
muestra un modernismo intimista en el que a través de símbolos
refleja sus sentimientos y recuerdos, lejos del Modernismo parnasiano
de Rubén Darío.
Los temas
centrales de la obra son el tiempo, la muerte, Dios… a
veces,relacionados con otros como la infancia perdida, los sueños,
el amor (un amor soñado, perdido o no realizado),… Los
sentimientos que predominan son la soledad, la melancolía, la
angustia y la tristeza.
En Recuerdo
infantil el poeta, con
nostalgia, recuerda
un día cualquiera de su infancia en la escuela en la que, a través
de los cristales, ve la lluvia caer, mientras los alumnos cantan la
lección que el maestro imparte siguiendo el libro.
En
este poema Machado refleja la idea de que el tiempo pasa pero el
recuerdo permanece en la memoria y así se van forjando sus propios
sentimientos. Quedan reflejados en esta composición, por tanto , dos
de los temas preferidos del autor: el paso del tiempo y el recuerdo
de la infancia perdida.
Machado
recuerda con nostalgia las clases de su infancia, pero al mismo
tiempo hace una crítica a la rutina de las clases y a los métodos
obsoletos de esas clases; refleja tanto la rutina del profesor como
de los alumnos, pues pasa el tiempo y hacen lo mismo diariamente.
Así, “monotonía” es la palabra clave del poema. El uso del
presente de indicativo “ truena, lleva, representa... “ y la
perífrasis aspectual durativa “va cantando” acentúa aún más
la monotonía que se presenta.
Las
estrofas centrales (2ª,3ª y 4ª) ilustran perfectamente esa idea de
clases rutinarias en las que los niños repiten cantando una lección
que es impartida por un anciano profesor y todo ello marcado por unas
directrices religiosas, como matiza el poeta aludiendo al cuadro que
hay en la clase de escena bíblica en el que son protagonistas Caín
y Abel.
Son
estrofas muy descriptivas y Machado utiliza dos
campos asociativos:
el del ámbito de la “educación” : “colegiales”,
“estudian”, “clase”, “maestro”, “libro” o “lección,
y el de de los “aspectos invernales”: “fría”, “invierno”,
“lluvia” y “truena” ; ambos empleados para describir una
atmósfera concreta: la lección en clase durante una tarde
invernal, una atmósfera que queda reforzada por el uso de adjetivos
como
“
parda, fría, sonoro, seco...” típicamente modernistas.
A
lo largo de toda la composición se emplean símbolos típicamente
machadianos : aparece la lluvia “monotonía de lluvia tras los
cristales” que simboliza el tiempo que pasa, así como la tarde que
es símbolo del apagamiento y la melancolía y, el invierno símbolo
de la vejez. El propio “recuerdo” se convierte en símbolo
porque el hombre, a través del recuerdo y del sueño intenta revelar
el secreto de su yo más íntimo.
Desde
un punto de vista estilístico destaca el empleo estructuras
paralelas “mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón”
reproduce el canto de los niños y en los mismos versos la
aliteración por medio de la repetición de los sonidos “m” y “l”
recursos que favorecen a la transmisión de la monotonía que se
persigue en el poema. Con la repetición de la primera y la última
estrofa también favorece a la transmisión de monotonía.
Importantes
son los encabalgamientos, sobre todo de la primera y última estrofa,
recurso habitual para reflejar el fluir del tiempo.
Muy interesante resulta la cosificación hiperbólica “truena el
maestro” con la que se hace referencia al sonido desagradable que
produce en los niños la voz del maestro, una voz de imposición
provocada por la estricta disciplina de la enseñanza de principios
de siglo XIX.
Por
todo ello, podemos entender, pues, que Machado al escribir el poema,
descontento con la realidad que ve y en la que vive, opta por la
evasión en el tiempo y lo hace a través del recuerdo de su
infancia. Y, precisamente el recuerdo de sus propias vivencias es lo
que hace que el poema sea ejemplo del modernismo intimista del autor,
al que ya hemos hecho referencia.
En
este sentido concluimos afirmando que con el paso del tiempo nos
damos cuenta de que la infancia y juventud, con todos sus matices,
tanto positivos como negativos, son momentos importantes y
determinantes en nuestras vidas y, la suma de todas nuestras
vivencias es lo que determina en lo que nos convertimos y, es
precisamente por ello, por lo que, como hace Machado, es necesario
mirar atrás, recordar y valorar con actitud crítica todo lo que un
día vivimos, pero quizás, no como evasión, sino como reafirmación
del yo, al menos, así es como yo lo entiendo, pues el olvido nos
empobrece y el recuerdo nos enriquece.
Posiblemente
ese recuerdo nostálgico presente en el poema, junto con la
preocupación por el paso del tiempo, angustia existencial presente
en todo hombre, es lo que hace que este poema resulte atemporal
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